
En septiembre, cuando florecen los árboles y vienen hojas nuevas, es el “Ará Pyau” (el tiempo nuevo)
Con la helada caen las hojas, como una limpieza divina en la naturaleza. Después empieza el nuevo tiempo, cuando vienen las hojas nuevas y brotan las semillas de la tierra. Entonces el viento comienza a formarse, el agua corre más rápido, nuestra sangre fluye con más fuerza y los pájaros cantan; todo es más sonoro en la naturaleza. Los espíritus, en la casa de los divinos, se renuevan y nuestro espíritu también se renueva.
Para celebrarlo, en el Opy (templo) se ofrenda el fruto del güembé, la miel de yatay, el mboyapé (comida elaborada a base de maíz) y la hoja de Caá (yerba). Esos cuatro elementos se consideran sagrados en este tiempo.
Siempre agradecemos a Nanderú (Dios) porque todas las mañanas nos brinda el sol que nos da la vida a los seres vivos. Es tiempo de agradecer, eso es la primavera.
Así sucede todos los años.
Karaí Tataendy Dalmacio Ramos – Mburuvichà de Tekoa Ysyry