El proyecto
Las familias en Caá Yarí se dedicaban a la plantación de tabaco, actividad que es tóxica para el ser humano, para los animales y, sobre todo, para el medio ambiente en general. El fuerte uso de agrotóxicos en el cultivo industrial del tabaco, contamina el agua y con ella todo el entorno incluidos los seres humanos. Las consecuencias en la salud de las personas involucradas en el cultivo son muy graves y en algunos casos irreparables.
Además, ésta producción demanda muchas horas de trabajo, estimando un mínimo 8 ocho horas diarias todos los días del mes. El trabajo involucra a toda la familia en un esfuerzo de 10 diez meses para obtener una cosecha en el año y un solo ingreso. Una cosecha de 1.800 kg es pagado por la cooperativa con un promedio de $ 30 el kilo (de la mejor clase). Es decir, genera un ingreso de $180 por día. Para tener una referencia, esto se puede comparar con un trabajador ayudante de albañil, que está ganando alrededor de $350 por día, descansa los fines de semana y no se expone a tan alto grado de contaminación. Como consecuencia, hoy en día muchos jóvenes abandonan las chacras para irse a estudiar a otro lugar o buscar otro trabajo, porque conocen el sacrificio de trabajar con el tabaco y no conciben otra producción a la cual dedicarse.
La opción de plantar tabaco se presenta como conveniente para muchas familias porque es la única manera en que el productor puede acceder a una obra social de buena cobertura y tener un ingreso de dinero en efectivo contundente (la cosecha se cobra una vez al año) que le permite realizar medianas inversiones. Además las empresas, dentro de éste tipo de producción tabacalera industrializada, ofrece al productor grandes facilidades, préstamos iniciales y paquetes productivos (tabaco, frutícolas y porcinos) con los que es muy fácil entrar al circuito pero de los cuales es muy difícil salir, generando deudas en los productores en quienes recaen todos los riesgos del cultivo. Si bien muchas familias agricultoras conocen de las consecuencias del cultivo de tabaco, conciben a éste como un “mal necesario” y no conocen alternativas para salir de su circuito productivo.
En la actualidad hay familias que han dejado la producción del tabaco y optaron por la producción de frutas, verduras y animales de granja, para el consumo propio y para la venta de los excedentes; todos productos cuidados y cultivados de manera orgánica. Los animales son alimentados con la producción de la chacra, cuidando la salud de las familias y el ambiente. Ésta decisión, en algunos casos, fue tomada luego de que miembros de la familia afrontaron graves consecuencias en la salud a causa de los agrotóxicos. Pero el camino de la agricultura orgánica no es el más fácil, y requiere a las familias una ampliación de capacidades y herramientas para obtener resultados rentables.
El Programa UNIR está acompañando este proceso de reconversión apoyando a 5 familias agricultoras orgánicas de Colonia Caá Yarí. Se buscará, así, fortalecer la producción alternativa orgánica, para autoconsumo y comercialización de excedentes.
Si querés ponerte en contacto con el proyecto, comunicate con:
-Krug, María Soledad: miembro de la Congregación San Marcos, integrante del grupo de familias agricultoras de Caá Yarí / Teléfono: 3754 – 459951 / Correo electrónico: soledadkrug@gmail.com
-Cena, Cesar Eliverio: miembro de la Congregación San Marcos, integrante del grupo de familias agricultoras de Caá Yarí. Teléfono: 3754 – 436019
Nombre del proyecto: Comercialización Asociativa y Fortalecimiento de la Producción Familiar Agroecológica en Caá Yarí
Ubicación del proyecto: Colonia Caá Yarí, Departamento de L. N. Alem, Provincia de Misiones, Argentina